El viaje en Sri Lanka es una ola suave, tropical. Desde el momento en que aterricé, me sentí envuelto por la cálida hospitalidad, la brisa sensual del océano y la comida de ricos sabores.

Aunque el país tiene muchas conexiones históricas y mitológicas compartidas con la India, es más pequeño y tranquilo y completamente único. Me encantó la exuberancia del país, las hermosas playas y la cultura vital. Aunque es pequeño, encontré un sinfín de cosas atractivas que hacer, desde visitar lugares sagrados y antiguos monasterios pasando por disfrutar de una buena comida en el elegante Galle, hasta explorar la diversa flora y fauna de sus parques nacionales. Sri Lanka se llamaba anteriormente Ceilán, pero antes era conocida como Serendip. Y realmente encontré momentos maravillosos de serendipia allí, como encontrar por casualidad una manada de elefantes salvajes mientras estaba en el jeep del safari y encontrar a un grupo de monjes budistas en lo alto de Sigirya, en la Puerta del León.